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martes, 5 de enero de 2010

Eres Responsable de Tus Acciones

La moto se la compró después de hacer muchos ahorros. Quincenalmente depositaba algo en una cuenta de Banco. Era en su Caja de ahorros. Sentía un gozo enorme de apartar cada peso, porque iba en pos de sus sueños. Ya anticipaba la comodidad que representaría no tener que tomar un colectivo lleno de gente, al terminar la jornada diaria, porque iría en su propio vehículo.

Reconoció que Dios fue su ayuda. Le pedía provisión e invariablemente recibía en su mensualidad, bonificaciones y pagos extra que estimulaban su propósito de comprar la moto.

Sin embargo, cuando la tuvo, cambió por completo. Faltaba al trabajo porque se quedaba dormido por andar muy tarde con sus amigos. Ya no iba al templo. Es como si tener esa movilidad le hubiese abierto las puertas a un mundo diferente. Salía con sus amigos. Al comienzo se reprimía de ingerir alcohol y sólo consumía una gaseosa. Después experimentó. Y por su mente atravesó un pensamiento: "De lo que me estaba perdiendo".

Sus compañeros de Iglesia le insistieron en la importancia de congregarse, pero él se mostraba reacio. Es más, procuraba esquivarlos. En más de una oportunidad apretò el acelerador para no tener que enfrentarlos.

Un viernes en la noche, después de una salida ruidosa en otra ciudad, decidió regresar a casa. Estaba tomado pero justo los tragos de más, le hicieron pensar que podía conducir mejor que cuando estaba sobrio. Y terminó estrellado, de frente, contra un árbol frondoso. Quedó inválido. Por poco pierde la vida.

--"Dios NO me protegió cuando más lo necesitaba"—se quejó ante el pastor que le brindaba asistencia espiritual.

--NO podemos culpar a Dios de todo lo malo que nos acontece, si esos males los hemos desencadenado con NUESTRAS ACCIONES—le respondió el ministro evangélico.

Cosechando males

Usted y yo cosechamos todo lo que sembramos. Es cierto, cuando andamos tomados de la mano del Señor Jesús las cosas salen bien y si algo falla, Él nos ayuda a superarlo. Sin embargo cuando nos apartamos, caminamos con las consecuencias que seguro van a venir.

Al grupo de creyentes cristianos de Roma, el apóstol Pablo les escribió: "Date cuenta entonces, que Dios es bondadoso, pero también estricto. Es estricto con los que han dejado de creer en él y es bondadoso contigo. Tú tienes que vivir confiado en su bondad o de lo contrario tú también serás cortado del árbol" (Romanos 11:22. Versión La Biblia, la Palabra de Dios para todos).

Dios nos ama. Todos estamos de acuerdo con este principio. Nos bendice. No obstante, muchos de las tormentas que se desatan alrededor nuestro, no constituyen una prueba del Altísimo sino el resultado de la forma maliciosa en la que obramos. Jamás te olvides que respondemos por lo que hacemos.

¿Cuál es mi recomendación? Sè fiel a Dios. Camina tomado siempre de su mano. Cuando alguien se acerque a hablarle de la importancia de congregarse, escuche y obedezca. Agradèzcale con sus pensamientos y acciones. Muévase en Su voluntad. Como lo dice en las Escrituras, el Señor nos anhela con gran celo y nuestro llamado es a serle fieles.